La frase que le da el titulo a este espacio es de mi padre, él tiene todo el merito… recuerdo que me la ha dicho muchas veces en nuestras largas conversaciones acerca de la vida y de qué mierda hacemos aquí los seres humanos… pero es una adaptación de Sartre con una leve variación: “el hombre es una pasión inútil”.
Últimamente muc
has personas se han cuestionado si la vida es o no una pasión inútil o si aún considero que lo es o me han preguntado por qué el blog lleva ese titulo… así que este post va dedicado para todos ellos, en especial para Diego Moreno quien me hizo la pregunta en La otra pasión.
Primero veamos que es una pasión. Recurrí a mi diccionario que jamás me falla (es una herramienta muy útil, pero muy poco valorada):
1.- Acción de padecer.
2.- Por antonomasia la de Cristo.
3.- Una de las categorías de Aristóteles que designa toda afección del ente.
4.- Estado pasivo del sujeto.
5.- Lo contrario a la acción.
Les apuesto que no se esperaban estas definiciones, cierto?. Esperen, hay más!:
6.- Deseo o afición vehemente a una cosa.
7.- Inclinación o preferencia muy vivas de una persona a otra (suspiro, uff!).
Pero esta es la que más me gusta y la que mejor se ajusta al contexo:
8.-
Cualquier perturbación o afecto intenso que domina sobre la razón y la voluntadAsí que vivir es algo superior a todo, o no? Pues bien, mi razonamiento es el siguiente: Hay algo más inútil que vivir lleno de complejidades, para finalmente morir? Antes o después, el cuando no importa; es una de las cosas que invariablemente sabemos que van a suceder (si es que no es la única)… La vida es una progresión lineal hacia la muerte…
Y vaya que a los hombres se nos hace difícil vivir sin esperanzas. Si nos falta nuestro leif motive nos sentimos perdidos… por eso tendemos a tomar esta línea (aunque sabemos que tiene un claro final) y la volvemos curva, la torcemos, la retorcemos, la enredamos… y nos enredamos en ella también.
Es como si tratásemos de arreglar, decorar un poco nuestro camino inexorable hacia la muerte… Se que suena bastante fuerte y trágico, como si estuviese sumida en una profunda depresión… y no es cierto, lo que pasa es que cuando uno tiene que experimentar la muerte de un ser querido, para la cual no estas preparada… la muerte se yergue como una idea poderosa; especialmente si nunca antes se la había tenido que mirar de frente.
Todos estos quiebres que hacemos en nuestra vida, también son pequeñas pasiones. Déjenme ponerles ejemplos: las personas nos apasionamos por diversas cosas, unos desean entrar a la U, otros viven y mueren por la música; los hay quienes no conciben su existencia sin la lectura, y los que se entregan a dios con fervor… en fin; claro, también están los que se apasionan por conseguir status o posesiones materiales… esos son los peores.
La vida esta llena de esas pequeñas cosas que nos hacen olvidar nuestro destino final y que por ende nos hacen ser apasionados de vivir. Yo ya llevo tiempo analizando este asunto (pensar weas es una de mis pasiones), en conversaciones con mi padre esencialmente, desde que era muy pequeña; y por supuesto que mi percepción acerca de la vida ha cambiado enormemente desde entonces… y tal vez seguirá cambiando, pero esto es lo que pienso hoy.
Resumiendo todo lo que he divagado hasta ahora; amamos la vida, nos apasionamos con ella y sus hermosos detalles, aun sabiendo racionalmente que es tan delicada y efímera… Lamentablemente –aunque no estoy tan segura de que sea tan malo- como seres humanos, como especie, estamos dotados de neocorteza, esa parte de nuestro cerebro responsable de todas las funciones cerebrales superiores (escribir, calcular, pensar, regular nuestro
comportamiento, en fin) y de un sistema límbico (más profundo) que se encarga de todo lo relacionado con nuestros instintos más básicos y con nuestras emociones...
Ambas partes coexisten en nosotros de manera casi irreconciliable y se comportan de modos tan contrastantes como una figura negra sobre un fondo blanco. Por qué digo todo esto? Porque amamos la vida con el límbico, pero amamos de la vida nuestras construcciones hechas con la neocorteza… que a veces pueden ser muy nimias, superfluas o grandes y poderosas… pero todas tienen un punto en común… buscamos trascender más allá de la muerte.
Queremos dejar nuestra huella en la vida, que nos recuerden una vez que llegue nuestro momento de partir… queremos inmortalidad en los recuerdos de las personas, o de la historia, como quieran verlo. Mi madre es inmortal en nuestros recuerdos, pero Mozart es inmortal en la historia, se entiende la idea?
Por qué la humanidad tiene ese deseo, esa pasión casi desatada por transcender? La razón se encuentra en las bases biológicas de la vida de cualquier organismo desde la bacteria más pequeña, hasta el animal más grande y bruto (si, nosotros) jajajaja. La trascendencia para la biología es el fitness; un concepto que significa básicamente dejar nuestros genes durante el tiempo evolutivo mediante los hijos de nuestros hijos y de esa manera prevalecer. Es esta idea la que esta en nuestro sistema límbico, es nuestra base, el verdadero leif motive por el que nos encontramos aquí en este mundo…
Una vez que se tiene claro que el fitness es el espíritu rector de todas nuestras acciones (y de todos los seres vivos, por cierto), yo pienso… y para qué me afano en estudiar, para qué me angustio cuando voy a una librería (porque quiero comprar todos los libros), por qué me sobrecoge escuchar una hermosa cancion, por qué me gusta tanto escribir… en fin, antes pensaba que todas esas pasiones de las que les hablaba eran bastante inútiles, complejidades innecesarias, “adornitos” construidos por el hombre y su neocorteza para olvidarse de las dos cosas más importantes en la vida: reproducirse, dejar la mayor cantidad de descendientes posibles y por supuesto la muerte. Ahora comprendo mejor que esas pasiones son formas más elaboradas de conseguir y enfrentar ambas metas, respectivamente y que como seres humanos, no podemos alejarnos, ni negar nuestra compleja estructura…
Aún lo pienso, pero con muchos más matices que antes… la vida, con toda su complejidad sigue siendo una pasión inútil para mí, pero la verdad es que todos sus detalles, sus intrincadas curvas, sus sinuosos giros me deleitan, me causan placer y los disfruto.
Como se lo dije al hombre de las mariposas… la vida sigue siendo una pasión inútil, pero nadie ha dicho que sea malo estar apasionado… ;)